Ceremonia de bendición de la Capilla y Reserva del Santísimo
Sacramento en la sede de la Comunidad en Guatemala
Ciudad
de Guatemala, 1ro de Agosto del 2006
Hijos de la
Divina Voluntad
En
su visita a la Comunidad, el Sr.
Obispo auxiliar Mons. Gustavo Rodolfo
Mendoza Hernández, celebró la Santa
Misa
y después de la misma, reservó el
Santísimo Sacramento en la capilla de la
nueva casa de la Comunidad, autorizando
al mismo tiempo su reserva para la adoración
de los fieles en nombre del excelentísmo
cardenal Rodolfo Quezada Toruño,
arzobispo de Guatemala.
Reseña de la Visita
El 1° de Agosto del año en curso, Monseñor Gustavo Rodolfo Mendoza Hernández, Obispo auxiliar y Pro-vicario General de Guatemala, delegado por su Excelencia Rvsima Rodolfo Cardenal Quezada Toruño, visitó nuestra Comunidad presente en esta ciudad de Guatemala de la Asunción y celebró la Santa Eucaristía en la nueva capilla, que a su vez bendijo y en donde oficializó la reserva del Santísimo Sacramento para la adoración de los fieles.
Dentro de una ceremonia revestida de sencillez y unción, Monseñor en su homilía puso de manifiesto su complacencia por la presencia en la Arquidiócesis de Guatemala de una comunidad laical, conformada por hombres, mujeres, familias, miembros de toda clase, y nos exhortó a vivir en plenitud nuestra identidad laical dentro del mundo y de la Iglesia conforme lo exige la carta magna “Christifidele laici”; es decir llevando una vida de oración y contemplación asidua que alimente una vida interior profunda y de la que brote como fruto un trabajo evangelizador donde nuestro testimonio sea el primer anuncio que todos reciban, de modo que los demás, estimulados por nuestra forma de vivir y de actuar, se animen a conocer y a seguir a Aquel que contemplamos y anunciamos, y que impregne de Cristo todos los ambientes donde estamos.
“Ustedes--decía Monseñor--son la parte más numerosa del pueblo de Dios, ustedes nos necesitan, pero nosotros nos debemos a ustedes, ustedes son la razón de ser de nuestro ministerio y por eso los tenemos que amar, y yo os amo, de veras; gracias por hacer la Iglesia, gracias por ser laicos crecidos, comprometidos… ¡vivan su laicicidad!”…y por tanto “tenemos que vivir no en oposición, sino en comunión”. El Señor Obispo apuntó también que la Iglesia necesita catequistas, familias según el corazón de Dios, hogares santos en donde se forjen los futuros sacerdotes, religiosos, laicos comprometidos con la obra del reino. Al concluir su homilía, bendijo de manera especial a los niños presentes a quienes señaló como “un símbolo, una promesa, una realidad, y un futuro”.
Antes de finalizar la liturgia Eucarística
entronizó la Sagrada Eucaristía en el sagrario para
ser expuesta a la adoración de los fieles, recomendando
de ser posible, la adoración perpetua. Se concluyó
el acto con el canto de la Salve.
Posteriormente se compartió con Monseñor y los miembros
presentes el almuerzo en un ambiente de alegría y fraternidad.
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