El centro del culto era la Celebración de la Eucaristía por el Obispo junto con tos Presbíteros. Desde el año 100 la Liturgia, como la llamaban, tenia lugar por la mañana. Comprendía varias partes: las Lecturas -Antiguo Testamento, Epístolas, Evangelio-; una Homilía; la Ofrenda del pan y del vino mezclado con agua; la Oración para toda la Iglesia; la Consagración y la Comunión ordinariamente bajo ambas especies.