El Espíritu y centro de nuestra vida será la Voluntad de Dios: hacerla y vivirla como Jesús le pide al Padre. [1]
"Su conmovedor '¡Sí, Padre!' expresa el fondo de su corazón, su adhesión al querer del Padre, que fue un eco del 'Fiat' de su Madre en el momento de su concepción y que preludia lo que dirá al Padre en su agonía. Toda la oración de Jesús está en esta adhesión amorosa de su corazón de hombre al 'misterio de la voluntad' del Padre (Ef 1, 9)" [2]
"El Verbo de Dios ha habitado en el hombre y se ha hecho Hijo del hombre para acostumbrar al hombre a comprender a Dios y para acostumbrar a Dios a habitar en el hombre, según la voluntad del Padre" [3]
"Dispuso Dios en su bondad y sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen partícipes de la naturaleza divina" (DV 2) [4]
Vivir interiormente esta Voluntad de Dios, en plenitud de vida, como desarrollo propio de la gracia del bautismo, de tal modo que la vida exterior no sea sino una emanación de dicha vida interior.
Esta vida interior se forma en la medida de nuestra obediencia a la fe y a la verdad, lo cual surge del conocimiento que se adquiere de la verdad revelada.
Esencialmente Dios nos revela su amor en Jesucristo, quien a su vez nos revela al Padre, y su mandamiento, su Voluntad, es que amemos como él amó [5], lo cual nos lleva a la necesidad intrínseca de aprender a amar como él amó [6], y no como nosotros creemos que es el amor.
Este amor surge de un interior del cual la vida es Jesús, conocido y vivido en el interior del alma. Para que como él mismo nos enseñó: "donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón" [7] y "de lo que rebosa el corazón habla la boca" [8], y se convierta así "en fuente de agua que brota para vida eterna" [9].
"El hombre, creado en un estado de santidad, estaba destinado a ser plenamente divinizado por Dios en la gloria. Por la seducción del diablo quiso "ser como Dios" (Cf. Gen 3,5) pero "sin Dios, antes que Dios y no según Dios" (San Máximo Confesor, Ambiguorum liber: PG 91, 1156C) [10]
"Mi modo de obrar es siempre puro y santo cualquiera que sea, aunque parezca extraño a las criaturas, porque toda la santidad no está en el acto externo del modo de obrar, sino en la fuente de la santidad interna de donde sale, y de los frutos que produce mi modo de obrar". [11]
"El valor de nuestros actos ante Dios depende de la mayor o menor intensidad de nuestra vida interior..." "...Nuestras decisiones no deben depender de si me gusta o no me gusta sino sólo de si es Voluntad de Dios, esta es nuestra verdad...." "...Nuestra ley, que no es una ley, es la del amor que nos da la seguridad de que Dios está haciendo su obra en nosotros y en todos y de la buena voluntad con que todos están actuando..." "...La medida de nuestra confianza será la medida de nuestra unión con Dios y del modo que vivamos en nuestro caminar de Hijos de la Divina Voluntad..." [12]
"Nuestra vida debe ser, exteriormente, extraordinariamente ordinaria e interiormente, ordinariamente extraordinaria" [13]
[1] "Hágase
tu Voluntad en la tierra como en el cielo" Mt
6,10
[2] CIC 2603
[3] CIC 53.
San Ireneo de Lyón, Haer. 3, 20, 2; (cf por ejemplo. 17,1;4,12,4;21,3)
[4] CIC 51
[5] "Os
doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los
otros. Que, como yo os he amado, así os améis también
vosotros los unos a los otros." Jn 13,34; "Este
es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros
como yo os he amado." Jn 15, 12
[6] "La
gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis
mis discípulos. Como el Padre me amó, yo también
os he amado a vosotros; permaneced en mi amor." Jn
15, 8-9
[7] Mt. 6,
21
[8] Mt. 12,
34
[9] Jn 4, 14
[10] CIC
398
[11] Jesús
a la Sierva de Dios
Luisa Piccarreta Vol. 28, 17 de Julio de 1930
[12] Homilías.
22 de Julio del 2002. Padre Pedro Rubio.
[13] Sierva
de Dios Madre María Angélica Álvarez Icaza (Visitandina).